domingo, 14 de octubre de 2012

1. Capadocia

Salimos de Diyarbakir resignados a tener que darle duro a los pedales por esos chucarrales durante dias. A los pocos kms pasamos por una estacion de bus y, aunque ninguno de los dos lo dijo, los dos lo pensamos: por que no pillamos un bus? A los pocos kms paramos y decidimos dar media vuelta, coger un autobus y llegar, despues de 10 horas, a Kayseri. Llegamos tarde, asi que pasamos la noche en la puerta de una mezquita, la casa de todos, la casa de Ala.


Los 60 kms que nos separaban de Capadocia fueron puro tramite, entre campos infinitos de enormes calabazas.


Nuestro destino era Avanos, un bonito pueblo en la orilla de un rio que dias despues rodariamos por su ribera.


Caimos en un camping, donde encontramos lo que no esperabamos, una piscina casi olimpica!!



Capadocia o "tierra de bellos caballos" es unos de los puntos turisticos mas importantes de Turquia. 
Fue encrucijada de rutas comerciales y objeto de continuas invasiones, por eso sus habitantes construyeron tuneles subterraneos donde esconderse y subsistir durante meses. 
La tierra de esta zona, tras millones de años de erosion, ha tomado formas curiosas, como un paisaje lunar.

 




Antiguamente excavaron la roca construyendo cavernas y grutas. Algunas todavia siguen habitadas.





Recorrimos los valles a pie, a dedo o en bicicleta, disfrutando del relax y de formas increibles.




Pasabamos los dias caminando entre menires y piedras de todos los tamaños y formas...



ejercitando musculos que habiamos olvidado que existian... 


visitando los pueblos de la zona, como Goreme, el punto fuerte de turismo en Capadocia. Es un pueblo pequeño que vive, como todos los pueblos de la zona, practicamente del turismo, de paseos en globo, alquiler de bicicletas, motos...lleno de restaurantes y de puestos de souvenirs.


Aunque algunos lugareños se aferran a un estilo de vida mas tradicional.



Nos organizamos los dias con calma. Visitando cada dia una pequeña parte de este laberinto de roca, de valle en valle, saltando de piedra en piedra...







hasta el atardecer, que nos refugiabamos en nuestro querido camping, entrando de cabeza en el agua fria de la piscina... 


cocinando nuestros manjares, relajandonos en las tumbonas leyendo un rato o planificando nuestro futuro en compañia de Pigmael, un chico frances de Lyon que comenzaba su aventura a dedo por tierras turcas. Su proximo destino... 


Al amanecer, la rutina de siempre en este nuestro pequeño hogar. Agarrar la bici, al super a comprar el desayuno, desayunar contundentemente como le gusta a Koko, y lentamente como le gusta a Marta, preparar unos bocatas y a perdernos de nuevo entre riscos y pedruscos.




Asi fue nuestra estancia en Capadocia, tranquila, que despues de tantos meses de viaje, uno la necesita.


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